Extrañamente, estos días te extraño, no me eres necesario pero me falta ser contigo. Quiero que vengas, como yo fui; sin prisas, sin armas y te sientas tras de mi, que endulces mi café aunque yo lo tome negro y amargo y me beses después de cada sorbo, que juegues con mis pulgares y los aprietes hasta que te pida que pares, que me desnudes lentamente y te olvides de todo, quiero que vengas y me llenes en el suelo, el sofá, la silla, la mesa o la cama, que vacíes tu cuerpo y después te vayas si te da la gana.