Estaba loca de amor
y lo único que
deseaba en la vida
era enloquecerlo.
Quería verlo encantado, intenso, enamorado.
Escucharlo decir “eres
mía, solo mía”.
Quería mil preguntas,
darle repuestas, sonreír, besarlo.
Quería llamadas perdidas al despertar, visitas inesperadas, saberlo todo,
pelearlo, mirarlo a los ojos, hacerlo enojar, calmarlo.
Quería su cuerpo, su oscuridad, su corazón y su alma.
Lo quería para ella y ella se quería para él.